DEJA DE VACIAR TU BASURA EN LAS REDES SOCIALES
¿Qué crees que te ha hecho tan especial como para que todo lo que digas y hagas, cada momento de tu vida privada, y cada palabra que digas, sea tratada como objeto de culto?
¿De dónde viene la creencia de
que por tener una cuenta en alguna plataforma social-digital tienes derecho a
un micrófono, pódium y público juntos? Y aunque así fuera, ¿qué te hace pensar
que lo que dices, lo que muestras a través de textos, videos y fotografías, son
relevantes para el mundo?
En realidad, cada quien tiene derecho a subir lo que quiera a sus cuentas en redes sociales. Sólo quise hacer que te preguntes cómo manejas las tuyas. Si lo he logrado, quizá este artículo te sea útil. Y de antemano una disculpa si el inicio de este texto te incomodó. La intención es únicamente que reflexiones sobre tu uso individual de las redes sociales.
Ahora sí, entrando en materia,
¿te has preguntando cómo afecta la percepción de quienes “te siguen” cada vez
que usas las redes sociales para quejarte, para dejar en mal a alguien, para
acusar o incluso compartir información sensible sobre otras personas o empresas?
Su percepción sobre esas personas o empresas cambia de forma irreversible, y no para bien, eso es definitivo. Pero tal
vez no te has detenido a pensar que, quizá lo más delicado es que su percepción
sobre ti cambia también. Y es que por algo existe la frase “Lo que Juan dice de
Pedro, dice más de Juan que de Pedro”, que no sé a quién se le atribuye, pero
cómo le agradezco a su creador porque más cierta no podría ser.}
Aquí la cuestión es, ¿qué creencias hay detrás de agarrar y sentarte a despotricar –lanzar mensajes de desprestigio- en contra de otros (ya no diferenciemos si son personas, empresas u organizaciones; para el caso todos son entes que tienen una imagen y una personalidad, sean personas reales o no). ¿Qué piensas que puedes lograr una vez que emites un mensaje negativo sobre estos entes? Pudiera ser alguna –o varias- de las siguientes alternativas:
- Crees que tienes el derecho a desahogarte de alguna forma y esperas las reacciones de empatía por parte de tus contactos.
- Esperas que aquel ente de quien te expresas negativamente “obtenga su merecido” por aquello que –según tú- te haya hecho.
- Pretendes servir de ejemplo para otros, y prevenirlos para que no les ocurra lo mismo que a ti.
- Te da curiosidad quiénes mostrarán alguna reacción y saber qué personas están al pendiente de ti.
- Sencillamente no lo piensas y sólo actúas ante el impulso de enojo, rabia o decepción.
Quizá en ocasiones sólo haya
una de estas creencias, y tal vez en otras sean varias de ellas mezcladas. Aquí
lo importante es, insisto, preguntarse ¿quién te ha hecho creer que eso que
tienes que decir es tan importante? ¿por qué depender de hacerlo por esa vía?
¿por qué no de frente y directamente, como en teoría “debería ser”? Y sobre
todo, pensando en la manera en que lo haces, ¿realmente crees que suma a la
vida de alguien? Definitivamente a la vida de quien estás hablando mal no,
pero, sinceramente ¿crees que aquello que tanto ansías compartir agrega valor
al mundo?
Este discurso no es moralista, ni mucho menos tiene dedicatoria. Sin embargo, no sé si sea un efecto del aislamiento social por aquello de la “cuarentena” –que, por cierto, cada vez menos siguen-, pero en estos tiempos veo más mensajes de queja, de acusación, de hate hacia otros, como le dicen ahora. Hay estrés, tensión y una vibra densa en el ambiente, y lo entiendo. Es un momento difícil para todos. Pero si quise puntualizar en este tema es, simplemente, porque pareciera que la gran mayoría no se detiene a pensar en el efecto de lo que dicen y hacen. Del otro lado de estas líneas tú podrás decir “ajá, ¿y por qué tú te sientes con derecho a señalar este tipo de comportamientos?” Y no es así, no me siento con ningún derecho. Sinceramente mi interés es poner un grano de arena, por pequeño que sea, para despertar la conciencia de quienes tienen la gentileza de leer lo que escribo. Sé que no uso las mejores palabras ni tengo el mejor estilo, pero mi intención es honesta; y si algo pretendo defender siempre es la comunicación no violenta, la responsabilidad en nuestras acciones y la madurez de nuestros pensamientos y mensajes.
Quisiera que revises –si es que quieres, naturalmente- si has pensado en esto antes:
- ¿Sabías que lanzar culpas te disminuye, y el efecto más grave no es lo que dices del otro, sino cómo esa visión de víctima te empequeñece y te quita poder?
- ¿Has pensado cómo limita tu crecimiento personal no asumir la responsabilidad de las decisiones que tomaste en el pasado? Pues, seguramente, tú tienes un porcentaje de participación en aquello de lo que te quejas.
- ¿Te has detenido a reflexionar que, en lugar de encarar a quien no hizo lo que tú esperabas, estás decidiendo escupir tu inconformidad al mundo, como si este tuviera la responsabilidad de mitigar la incomodidad que sientes?
- Retomando la frase de Pedro y Juan, ¿te has detenido a considerar que, queriendo dejar en mal a otros, quien queda mal y afecta negativamente su propia imagen eres tú?
- ¿Tienes idea del daño que estás causando a la reputación / imagen de quien estás hablando mal? Y eso ya no se borra nunca.
Ojalá que esto te sume de
alguna manera, que no lo eches en saco roto. Incluso si jamás has estado cerca
de difamar a nadie, pero si acaso estas líneas te condujeron a hacer un
análisis de tu comportamiento en redes sociales, ya habrá resultado de provecho
leer hasta aquí. Yo no pretendo decir a los demás qué hacer, porque no es mi
rol en esta vida. Mi intención es promover el auto-análisis y que cada quien
tome sus propias decisiones. No sobra decir que, la gente talentosa –y que es
consciente de ello- no tiene ninguna necesidad de hablar de los demás, mucho
menos negativamente.
¡Gracias por leer! Que tengas
un excelente día.
Por: Fernanda Franco.
Gracias por compartirnos tu reflexión, me parece bastante interesante pero sobre todo reflexivo acerca de lo que comentamos en las redes sociales, esto implica analizar la importancia y repercusión que tiene el expresarnos de otros y contra otros. Ojalá asumamos una postura más responsable pero sobre todo con respeto hacia los demás.
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